Si tuviera tiempo iría a la librería Amapolas todos los martes a comprar libros. Los libros y los hombres no son tan distintos, vas ojeando, a veces disimulas, otras te lanzas, y si hay suerte te los acabas llevando a casa. Siempre he pensado que un sitio para enamorarse podría ser una librería, como en las películas americanas (siempre las llamo de forma socarrona y vacilona: americanadas), donde los personajes principales se chocan descaradamente y a la chica se le caen los libros, entonces entrelazan la mirada cuando ambos van a recogerlos del suelo. En fin, ese es otro tema, y ya no me queda mucho tiempo. Si lo tuviera, viajaría a Japón. Volvería a leerme Buscaba la belleza de Jesús Terrés, me inscribiría en un Hyrox y haría la maratón de París. No me perdería ningún partido en el Bernabéu, iría a las previas en cualquier bareto y luego lo celebraría volviendo al mismo bar, con un bocata de jamón y un vino. También caminaría sin rumbo por la ciudad, parándome en los escaparates y mantendría una opinión de cada cosa que vería, sin luego saber qué hacer con ella. Si tuviera tiempo no rechazaría ningún: “a ver si nos vemos pronto”, les llamaría por teléfono y les diría de cerrar un día, y compraría toneladas de chuches y de queso. Y de croissants. Si tuviera tiempo, me compraría una casa en el campo, para eso me haría falta también dinero, pero no puedo hablar de ello porque se me acaba el tiempo. Haría fotos a todo lo que me rodease, las archivaría en mi ordenador y me las pasaría viendo horas y horas, quedaría con amigos para comentarlas y reírnos. Volvería a ver el mar, me sentaría en la orilla y cerraría los ojos. Y madrugaría menos, y me iría a dormir a las tantas. Pero es que es exactamente eso lo único que tenemos: tiempo. Quiero dejar de correr para alcanzar el tren, para ir al supermercado, para llegar puntual a trabajar. Pero sigo corriendo como si el tiempo se me escapase entre los dedos. Como si el tiempo en el que apenas me queda aliento, fuese para sobrevivir, en vez de para vivir.
Siempre hay tiempo amigos, y a veces merece mucho la pena.
Escribió Fernando Savater en La peor parte: “Durante mucho tiempo, mientras cumplía mis años y las perspectivas vitales se iban haciendo cada vez menos prometedoras, me repetía la misma consideración analgésica: «He disfrutado de una vida tan indecentemente buena que aunque mañana se acabase mi suerte y el resto que me queda (treinta, veinte, diez años…) fuese desdichado, el balance total sería aún indudablemente positivo y feliz”. Creo que la cosa va de eso: disfrutar de tu tiempo, emplearlo con sabiduría y agradecer por todo lo que tienes. Y como cada vez veo lo bochornoso, inútil y trascendental que es intentar disimular el paso del tiempo (aunque en el fondo todos somos conscientes de ello), creo que voy a limitarme a seguir cumpliendo años serenamente, gracias.
Buen fin de semana,
Sofía
El tiempo mejor aprovechado y casualmente , el más escaso , es el dedicado a uno mismo . 💖
Priorizar en el tiempo, de eso va la vida 🌸🥹